La verdad norteamericana



Por
Karma Peiró Rubio


Publicado en la revista en.red.ando
Fecha: 18/09/2001
Subsección: Periodismo digital



El martes 11 de septiembre del 2001, Estados Unidos sufrió el atentado terrorista más grave de su historia. Todos somos conscientes de los hechos ocurridos, así que obviaré entrar en detalles. Sólo ha pasado una semana, y parece una eternidad.

Desde el momento en que un Boeing 767 de la compañía American Airlines se estampaba contra la torre norte del World Trade Center en Nueva York, a las 08:45 de la mañana en EE.UU (según la CNN) (1) hasta hoy, hemos consumido toneladas de información televisadas, radiadas, y leídas a través de los medios de comunicación tradicionales (principalmente) y de Internet. La información se ha mostrado en todas sus variables como hacía tiempo no ocurría. Gentes de todas las edades han considerado transcendente para sus vidas tener datos para intercambiar opiniones con quienes se cruzaran. El impacto mediático ha sido tan potente que en siete días ha resultado imposible salir de la espiral de dolor, rabia, impotencia, y desánimo que ha invadido al pueblo estadounidense.

En un acontecimiento de este calibre, no podía fallar la cobertura de los hechos desde todos los ángulos posibles: con fotos, gráficos, suposiciones, opiniones de expertos de toda índole, y un regreso al pasado a través de los archivos, relacionando este atentado con otros similares perpretados en la Historia. En teoría, se ha publicado y difundido material suficiente como para dar una visión de lo acontecido desde todos los ángulos posibles. Pero esto es sólo la teoría: una semana en el tiempo es distancia suficiente para percatarse algo de la tendencia y la manipulación de las informaciones y de cómo la población mundial puede reaccionar ante uno u otro estímulo mediático.

Quizás el hecho más sintomático en tal sentido es el destino que ha sufrido el discurso que Kofi Annan, secretario general de las Naciones Unidas, distribuyó el lunes 10 de septiembre para conmemorar al día siguiente el Día Internacional de la Paz. No he visto en ningún medio publicado este documento, pero su lectura explica mejor que cualquier otro análisis qué nos ha sucedido con la información del ataque a EE.UU.

"El Día Internacional de la Paz es el día en que intentamos imaginar a los que hacen la guerra abandonando las armas y tratando sus diferencias con la palabra. (...) En este Día Internacional de la Paz, vamos a atrevernos a imaginar un mundo libre de conflictos y violencia. Y vamos aprovechar la oportunidad para asentar la paz, día a día, año a año, hasta que cada día sea un día de paz", dijo Kofi Annan.

Ante la magnitud de la tragedia, el Día Internacional de la Paz, que se iba a celebrar el martes 11 de septiembre de 2001, quedó suspendido y se decidió celebrar, a partir del 2002, en la fecha del 21 de septiembre.

Sin sangre, sin cadáveres

Éste es un repaso, no de los titulares ni de las informaciones de todos los diarios del mundo sino de algunos detalles de la cobertura de un ataque frontal al corazón de los EE.UU., y de los comentarios de periodistas que participan en listas de distribución en Internet.

El principal acuerdo en el mundo periodístico es que ésta ha sido una noticia puramente audiovisual: las imágenes en directo fueron las mismas en todas las cadenas de televisión y la única diferencia entre ellas era la voz del presentador/a del informativo que improvisaba cuanto decía a la espera de fuentes confirmadas de las principales agencias de noticias (Reuters, Associated Press, etc.) o de la CNN.

El otro hecho destacado es que no se han visto imágenes sangrientas como suele ocurrir en otras hecatombes, atentados terroristas o guerras donde parece que la televisión ha de mostrar toda la crudeza del momento a través de cuerpos mutilados y restos humanos. Son miles los muertos que se contabilizarán de este atentado, pero no hemos visto ni un sólo cadáver al descubierto, ni primeros planos de rescatados entrando en hospitales, ni pedazos de personas sobresaliendo de los escombros. ¿Por qué? ¿Por qué la CNN decide ocultar esa cara de la realidad cuando se trata de ‘su gente’ y no tiene ningún pudor ni reparo cuando son de otro país? ¿Era necesario un golpe de estas dimensiones en su propia carne para replantearse ‘su ética periodística’?

Está muy bien que hayan decidido suprimirlas: el dolor también se puede expresar con palabras y con los rostros de los supervivientes. Pero la pregunta es si esta política la continuarán aplicando a partir de ahora con otros ejemplos ajenos, o ¿seguirán provocando el sensacionalismo jugando con los rostros inertes de otras víctimas que no sean las suyas?. Todavía el domingo, en imágenes de archivo que recordaban los atentados a las embajadas de EE.UU en Tanzania y Kenia, se pudieron ver por televisión cuerpos destrozados por las bombas. Estos contrastaban enormemente con la delicadeza con la que se trataba, el martes pasado, a una mujer saliendo viva de una de las torres del World Trade Center. El periodista le pregunta delante de la cámara si estaba herida y ésta, ofendida, responde: “¿Quiere ver sangre? ¡Mire, esto es sangre!” se levantó la falda y enseñó la rodilla ensangrentada.

La credibilidad de las imágenes

El martes 11 de septiembre de 2001 será recordado como el día del ataque más brutal perpetrado contra el país que —hasta la fecha— era considerado el más poderoso del mundo. ¿Los autores del ataque? ¿El enemigo? Es una pregunta todavía sin respuesta. Yo, por lo menos, no me atrevo a apuntar con el dedo a nadie. No lo tengo claro, no hay pruebas suficientes. Una semana de distancia, en un atentado de estas características, NO es tiempo suficiente para dar con un contrincante invisible, que entra por la puerta grande, destruye, arrasa y es tan hábil como para esfumarse sin dejar casi huellas de su estancia en el país.

Sin embargo, los medios de comunicación, empezando por la CNN, sí que parecen tenerlo claro. La primera imagen que impactó al mundo entero un día después del ataque —aparte de la del dolor de ver cómo miles de personas desaparecían entre humo y escombros— era la de un grupo de niños y algún adulto, en un campo de refugiados palestino, disparando al cielo sus fusiles en señal de victoria. Todos los medios la reprodujeron. No tenían otra. Los pies de foto y los comentarios al respecto aludían a que tanta alegría se debía a que por fin había caído el enemigo norteamericano. Sin embargo, esta imagen se contradecía con los comentarios de los líderes de países árabes, como Yasir Arafat, el Ministro de Asuntos Exteriores de Afganistán, Wakeel Ahmed Mutawakel (comentando que “condenaba el ataque terrorista, fuera quien fuera el que estuviera detrás”), o el presidente de Irán, Mohammed Jatamí, que expresó “su más profunda solidaridad” con Estados Unidos.

Las informaciones difundidas por Internet sobre estas imágenes prácticamente eran las mismas que en los medios tradicionales. Sin embargo, Indymedia.org (un conglomerado de medios independientes que operan desde varios puntos del planeta), tres días después de lo ocurrido, publicó un mensaje de Márcio A. V. Carvalho, de la Universidad Estatal de Campinas (Brasil), que decía que las imágenes de las celebraciones palestinas utilizadas por la CNN eran de archivo y pertenecían al año 1991. “En el mundo hay 3 o 4 grandes agencias de noticias, y una de ellas es la CNN (...)”, explicaba Carvalho. “Me llamaron la atención los palestinos celebrando el ataque, en las calles, comiendo dulces y haciendo muecas cómicas a la cámara. Bien, ¡¡¡ESAS IMÁGENES son de 1991!!! de cuando los palestinos celebraban la invasión de Kuwait”. Y continuaba indignado: “Simplemente es inaceptable el uso que da la CNN a estas imágenes que no corresponden a la realidad mientras informan de un serio problema. Mi profesor, aquí en Brasil, tiene los vídeos grabados en 1991 con las mismas imágenes. Él ha enviado correos electrónicos a la CNN, a O'Globo (la red de la televisión mayor de Brasil) y a los periódicos, denunciando esto que clasifico como un crimen contra la opinión pública. Ahora, piensen por un momento sobre el impacto de tales imágenes. Esta transmisión tiene una alta posibilidad de crear olas de enojo y rabia contra los palestinos. Es absolutamente irresponsable mostrar imágenes como éstas”. El mensaje de Márcio dio la vuelta al mundo en menos de 24 horas. Fue difundido por listas de distribución en todos los idiomas. Y durante un par de días, los periodistas que lo habíamos leído andábamos pensando en las consecuencias de la noticia si era cierta. El domingo 16 por la tarde, Indymedia.org.il, emitió otro mensaje del propio Márcio disculpándose por haber provocado tal revuelo, y por no disponer de los vídeos grabados para verificar si eran o no las imágenes de 1991.

Ahí se quedó Márcio, en las listas de periodistas, y aquí nosotros pensando en la fuerza de unas imágenes de tal magnitud (aunque las protagonicen unos niños). No sería la primera vez que EE.UU manipula la información en una guerra. El jueves, el enemigo ya no eran los palestinos sino uno de los mayores terroristas del momento, el saudí Osama Bin Laden. Los medios han mostrado todas las caras de Laden y otros atentados cometidos con anterioridad por sus seguidores, en un intento de justificar las acciones militares que Estados Unidos prepara para un contrincante ‘supuestamente’ culpable de haber puesto en jaque —de manera muy inteligente— a la economía, la política y la seguridad occidental.

El discurso oficial

Por desgracia, la prensa mundial tampoco ha cumplido el papel que le corresponde, que es el de ofrecer una diversidad de puntos de vista para entender las causas y consecuencias de esta embestida terrorista. Basta echar un repaso a las portadas de todos los diarios recopiladas por el Instituto Poynter y repasar el interior de los diarios para darse cuenta que, a pesar de las miles de páginas escritas y las cientos de fotos difundidas, la visión norteamericana ha primado por encima de todo.

“Me gustaría compartir con ustedes una sensación que por aquí estamos conversando con otros colegas”, comenta la periodista Raquel San Martín desde Argentina, en un mensaje a la lista Periodismo y Medios de Comunicación en castellano . “La idea es que, a la manera de lo que ocurrió en la Guerra del Golfo -quizás con menor premeditación por la sorpresa obvia del atentado-, los medios de comunicación de buena parte del mundo estamos multiplicando en páginas y pantallas el discurso oficial norteamericano sobre el hecho. Hay incógnitas que permanecen cuando uno analiza mínimamente lo que ocurrió, y ningún medio parece intentar responderlas, o al menos preguntarlas. Por ejemplo, la necesaria participación local para asegurar el éxito del atentado, o la posibilidad de que otros "enemigos" de EEUU pudieran estar detrás del hecho, como China”. Raquel también se quejaba de que hay muy pocas voces que, desde el periodismo, se atrevan a cuestionar lo que llega por la televisión y lo aceptan como verdad revelada.

El periodista y director de Vilaweb, Vicent Partal, me comentaba hace unos días exactamente lo mismo. “Los medios se han dejado arrastrar por el sensacionalismo, por la frase vacía de contenido. La prueba la tienes en los titulares unificados, en la copia de lo americano, que no se han preocupado ni tan sólo en traducir correctamente de la CNN: ‘America Under Attack’, y han abierto sus páginas diciendo: ‘América bajo ataque’. Este titular no está corregido ni lingüísticamente. ¿Y la visión de Oriente Medio, y la nuestra? ¿Dónde está? Se ha demostrado una mediocridad muy grande en la cobertura”.

Para reforzar esta opinión basta el comentario de otra argentina licenciada en comunicación, Flavia Ricci, quien en una lista interna de en.red.ando, nos decía lo siguiente: “En estos días estuve mirando varios canales de TV de EE.UU (CNN, Fox, CNBC, etc.) y todos, sin excepción, han titulado la noticia del 11/09 como 'Ataque a América'. ¿Qué pasaría si dijéramos todos 'los europeos' para referirnos a Alemania o Francia, motores de la Unión Europea, y dejáramos al margen al resto de los países de este continente? Es hora de utilizar los gentilicios como corresponde, que somos muchos los americanos que no somos -ni queremos ser- estadounidenses”.

Internet: el ‘tablón de anuncios de los vivos’

En cuanto a la Red, lo que demostró es que su potencial va más allá de cualquier medio de comunicación. Por un lado, cumplió con el papel de servir de soporte a todas las páginas de los medios tradicionales y electrónicos para informar, clonándose infinitamente en mirrors o ‘espejos’ para evitar los colapsos. Pero lo realmente destacable fue la superioridad que mantuvo respecto a otras tecnologías como la telefonía (móvil y fija), que quedó inutilizada durante horas debido, entre otros motivos, a la caída de antenas como la del World Trade Center y a la saturación de llamadas que se produjeron desde todas partes del planeta.

El director de la consultora New Media, Rusty Coats, comentaba en la lista de ONLINE-NEWS que el martes 11 de septiembre se encontraba en el aeropuerto de Minneapolis, esperando que saliera su avión a las 9:10 a.m. cuando ocurrió el ataque a las Torres Gemelas. Después de anunciar su salida en breve, las pantallas de noticias del aeropuerto de la CNN se quedaron ciegas y mudas, al tiempo que el personal le informaba que habría un retraso de todos los vuelos, sin más explicaciones. “Entonces se me ocurrió consultar algunos webs desde la Palm para ver qué ocurría. El único sitio que informaba al instante después del atentado (hasta donde supe) fue Excite. Después informó MSNBC. Mi Palm fue pasando de uno en uno al resto de pasajeros de mi avión y de otros vuelos. Durante varios minutos, el único enlace que tuvimos con la realidad fue un Asistente Personal Digital (PDA)”.

El correo electrónico y las conversaciones en directo, a través de canales de chat, fueron la salvación para miles de familiares que buscaban desesperadamente a otros que estaban en el lugar de los hechos. Ningún medio de comunicación podía cumplir con la función de hacer de tablón de anuncios de nombres y apellidos de personas desaparecidas. En cambio, fueron varios los internautas que tuvieron la idea, a las pocas horas del atentando, de colocar páginas sencillas, animando a que se utilizaran para la búsqueda de sus más allegados. Steven Clift, desde la publicación electrónica Publicus.net, explicaba en un artículo una forma rápida para crear listas de correo electrónico y compartir información más directa entre familiares, amigos y conocidos. “Estas listas serán también un buen canal que pondrá en contacto a gente de otros lugares”, explicaba Steven, “para interactuar directamente con aquellos de Oriente Medio, y leer sus noticias de primera mano, igual que ellos nos miran y leen a nosotros”. Y añade que el reto está en utilizar Internet para construir una conexión humana directa entre la gran mayoría de individuos moderados y razonables de todos los países.

Artur Serra, miembro de la Internet Societal Task Force (ISTF), también propone que las redes ciudadanas se conviertan en laboratorios experimentales acerca de “cómo pueblos de diferentes culturas, lenguas y religiones pueden convivir pacíficamente en la denomindada Sociedad del Conocimiento, convirtiéndose en centros de prevención de vías violentas y terroristas”. Quiere conseguir, además, que el 11 de septiembre del año que viene se convierta en la primera fiesta planetaria del Dia Mundial de la Paz y contra el Terrorismo. La gran ironía es que este 11 de septiembre había sido declarado por las Naciones Unidas Día Internacional de la Paz. Kofi Annan, secretario general, había distribuido el día anterior un mensaje que, a pesar de lo sucedido, debería seguir teniendo vigencia.

El día del silencio

Este martes 11 de septiembre de 2001 será recordado, sin duda, por todo el mundo. A algunos, con el tiempo, se les podrá olvidar el día y quizás conserven únicamente el recuerdo de que alguien estrelló unos aviones en algún lugar de Norteamérica. Pero para nosotros, los catalanes, esta fecha era especial porque debíamos celebrar el 25 aniversario de la primera Diada Nacional de Catalunya, después de la muerte de Franco (un momento histórico que concedió al pueblo catalán, después de casi 40 años de dictadura, poder para expresarse libremente). Cada 11 de septiembre, todos los medios de comunicación catalanes están preparados para informar —además de lo que ocurre en los actos políticos protocolarios— de altercados entre nacionalistas catalanes y anticatalanistas que se suelen enfrentar en puntos claves de Barcelona, o de otras ciudades catalanas. Pero aquella tarde, el dispositivo policial preparado para la Diada fue modificado de rumbo y destinado a la vigilancia de edificios e intereses norteamericanos en Cataluña.

La magnitud de la tragedia en el otro lado del mundo nos dejó una nebulosa tal que, a pesar de tratarse de una celebración del cuarto de siglo de algo tan simbólico e importante para nosotros, se informó de pasada sobre la desconvocatoria de actos políticos y culturales. El miedo debió apoderarse de nosotros para que aceptáramos ese cambio de planes. Es el “miedo a un mundo peor”, tal y como decía Andrés Ortega ayer en un artículo de El Pais. La saturación de la información en EE.UU —durante días se suspendieron todos los canales temáticos y sólo se retransmitían noticias y programas relacionados con los atentados— también ha provocado que toda su población se encuentre amedrentada, buscando un enemigo y una guerra que les permita olvidarse del martes 11 de septiembre de 2001.

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Notas:
Este artículo iba acompañado de enlaces, pero el paso de los años hace que multitud de páginas desaparezcan, en especial todas aquellas que hacen mención a noticias diarias.