"Pensamos muy poco en el futuro"


Entrevisté al socioecólogo Ramon Folch hace ahora seis años. Desde entonces, apenas había releído un par de veces aquella charla que tuvimos durante algo más de una hora en el despacho de su empresa. Recuerdo que salí con un montón de datos y pensamientos en la cabeza que no tenía al haber despertado aquella mañana. Después de darle un buen repaso al mundo... me quedé con la sensación amarga de que el planeta que estábamos maltratando tenía poco remedio.
Pero mejor les dejo con sus respuestas. A ver si ustedes extraen conclusiones más positivas.
¡Que ustedes la disfruten!


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Fecha de publicación: 26/06/2001
Entrevista a: Ramon Folch, doctor en biología y socioecólogo
Autora: Karma Peiró
Publicada en: en.red.ando (*)

Ramon Folch se define como socioecólogo, aunque la socioecología todavía no se enseña, es una posible futura ciencia en fase de formalización. Este biólogo, que trata de comunicar escribiendo, filmando y editando cuanto investiga, asegura que la disciplina con la que se identifica puede considerarse una rama de la ecología que incorpora consideraciones sociales y económicas al estudio de la realidad ambiental.
Después de casi dos horas de conversación con este investigador, gestor público, ecólogo liberal, comunicador y empresario da la sensación que el tiempo ha pasado demasiado rápido, que podría haberse detenido para charlar mucho más. Hemos hablado de la Sociedad del Conocimiento, de las asimetrías existentes entre los países globalizados y globalizantes y de cómo dejamos el mundo a los que tendrán que moverlo en el futuro.

P: Uno de sus recientes artículos empieza con una pregunta que yo le lanzo a usted ahora: ¿De qué conocimiento estamos hablando cuando hablamos de la "Sociedad del Conocimiento"?
R: Esta pregunta hacía referencia a qué es el conocimiento actualmente.

P: ¿Y qué es?
R: Es una acumulación de informaciones que pueden ser importantes para configurar destreza y que son elementos para la construcción de la sabiduría del siglo XXI. Por ejemplo, cuando uno aprende a disparar, lo importante no es tener puntería si no identificar el objetivo. Si el objetivo está mal identificado lo único que hace es matar amigos en lugar de enemigos. La Sociedad del Conocimiento está dedicando muchos esfuerzos a identificar instrumentos para el acceso a este conocimiento, pero poco sacrificio en la identificación del objetivo cognitivo, que es de lo que se trata. Otro ejemplo actual es el de los transgénicos: ¿de qué estamos hablando?

P: ¿De qué?
R: En realidad estamos hablando muy poco de biotecnología y de genética y más de mecanismos de gobierno, de la producción y distribución de los alimentos y de poder político. Si olvidamos que estos planteamientos son incorrectos vamos a dedicar una gran cantidad de esfuerzos a convertirnos en unos 'pseudo' o 'paratécnicos' en biotecnología, lo cual no es el caso. Tenemos que centrarnos en analizar por qué se están haciendo estas manipulaciones, quién se beneficia y qué estructuras -para bien o para mal- transformamos en la actual sociedad.

P: Comenta también que hay muchos eruditos que generan datos, que cuesta encontrar fuentes que tengan información y que es muy difícil llegar a los conocedores reales del conocimiento. La sabiduría, ya la considera excepcional. ¿Cómo hemos llegado a esta situación?
R: La posición ante el reduccionismo de la especialización. La especialización no es el objetivo de la ciencia, es una limitación de los científicos. La ciencia persigue saber, no fragmentar el conocimiento. Somos los científicos que limitados en nuestro bagaje y nuestras capacidades, inventamos el concepto de especialización. En lugar de empezar diciendo: Yo me dedico a esto porque soy incapaz de dedicarme a todo. Acabamos diciendo: Sólo cuando te dedicas especializadamente a algo, llegas a ser competente en este algo. Lo que ha generado la aceptación de este principio es una gran cantidad de eruditos en fragmentos de la realidad que no tienen ningún sentido en sí mismo.

P: Empieza a inquietarme su visión de la realidad. ¿Existe alguna salida para que realmente el conocimiento está repartido de mejor forma?
R: Es que ahora el viejo motor artesanal del mecánico de hace 50 años sigue siendo más operativo que este motor resultado de integrar, no convenientemente, piezas magníficas creadas por diferentes manos. La salida es la sabiduría.

P: ¿En qué consistiría?
R: La sabiduría consistiría en identificar el conocimiento y proceder a la emergencia de profesionales colectivos. Es decir, dado que efectivamente es tan complicado fabricar piezas en un día, que se precisa un especialista en bielas y otro en pistones, que exista el profesional colectivo fabricante de motores que sea el que toque a cuatro manos. Esto es nuevo en la historia de la humanidad pero es la situación con la que nos enfrentamos. Que un conjunto de personas sepan unirse para realizar un solo esfuerzo. Es lo que algunos llamamos la "transdisciplina". En esa posición de excelencias disciplinares, surge la construcción de una tercera cosa a base del esfuerzo de cada uno. Y de forma modesta es justamente lo que acabamos de hacer en ERF. Aquí hay ingenieros, agrónomos, que no se identifican como tales. Entonces qué somos, somos una sola cosa, un ente nuevo que no nos reconocemos como nada de lo que somos si no en función de lo que producimos.

"Existen grandes cantidades de
informaciones pero
la
mayoría no accede a ellas
"

P: Según lo explicado, los niveles de desconocimiento se han incrementado. O sea, sabemos más que nunca, pero estamos más lejos que nunca de los que no saben. ¿La cultura de la redes -que permite, entre otras cosas, ser el poseedor de cantidades ingentes de información-podría eliminar estas diferencias?
R: Internet es una excelente herramienta. ¿Por qué? Porque permite disponer con una relativa facilidad de todas estas informaciones que, hasta hace muy poco, se encontraban dispersas


P: ¿Sólo es una herramienta?
R: Sí, porque si no se escoge en esta inmensa panoplia de opciones de forma adecuada para que responda al objetivo bien definido que se persigue, la herramienta no te sirve absolutamente de nada. A esto me refería cuando decía que los niveles de desconocimiento son cada vez más grandes. ¿Por qué? Cuando se han establecido unas cantidades equis de conocimientos y un número alto de personas los poseen, el desconocimiento es sólo la parte de esos conocimientos que no son compartidos. Pero cuando existen grandes cantidades de informaciones pero la mayoría no accede a ellas, entonces se puede certificar los altos niveles de ignorancia de la mayoría. Ésta es la situación actual. Ahora se saben muchas cosas, pero las personas sabemos pocas cosas de las muchas que se saben. Este "se sabe" es un entrerazón. Está en alguna parte, pero no transforma la realidad cotidiana de la mayoría. Mi preocupación está en conseguir que lo mucho que sabemos se convierta en elemento de sabiduría para la mayoría. De forma que ese saber informe del comportamiento de las personas. Ahora se está produciendo un gran divorcio: vamos acumulando esas informaciones, incluso esos conocimientos, pero esto no se traslada en las acciones cotidianas. Y hay una ilusión de que sí es así porque más o menos, como chimpancés, pulsamos botones de aparatitos que nos miran.

Cómo aprendemos a aprender

P: Recibimos un bombardeo masivo de información pero sin saber qué, quién y cómo se están desarrollando esos acontecimientos. Estos mecanismos no se enseñan en la enseñanza primaria y/o secundaria.
R: Efectivamente. Esto no se enseña y nos lleva a pensar cuál podría ser la estrategia educativa actual de este siglo XXI. Los planes, reformas hechos con mejor o peor intención tienden a resolver la cuadratura del círculo: o sea, están tratando de ver cómo se mete en la cabeza de la gente la gran cantidad de informaciones que en estos últimos cien años se han duplicado, triplicado y cuadruplicado. Pero en cambio no se hace una reflexión muy simple: a finales del siglo XIX, el bagaje de conocimiento y de creación de obras literarias o escritas, era el que era. Uno podía pensar que a través de una enseñanza primaria, secundaria y superior, podría dominar todo este instrumental. En este último siglo, cualquiera de estos elementos se ha duplicado por dos, por tres, por cincuenta, el volumen total de informaciones existentes.

P: Y eso, ¿adónde nos lleva?
R: Para poner un ejemplo simple: la mayor parte de creación literaria que se encuentra en los almacenes de cualquier librería ha sido escrita en los últimos cien o ciento veinte años. Es una evidencia que a veces no pensamos. ¿Qué supone esto? Que la urgencia por leer la novedad nos ha desconectado de dos mil años de tradición literaria. Por un lado estamos arrinconando lo antiguo pero, por otro, tratamos de meter en el sistema educativo toda la información existente. Y esa es una labor imposible. No nos damos cuenta que hay que poner a la persona en condiciones de saber manejar esa información, de saber dónde está, de saber seleccionar y de saber construir con esa gran cantidad de piezas, la mayoría redundantes en términos de sabiduría, la matriz de recurso con la que desenvolverse en la vida.

P: Hace poco entrevisté a la socióloga Marina Subirats y me comentaba que hacía falta empezar a enseñar a los profesores, a establecer criterios de filtro para gestionar y filtrar la información
R: Cómo se hace para, delante de una pantalla de ordenador, encontrar en un tiempo razonable, lo que quieres cómo para valorar lo que realmente te sirve y lo que no te sirve y para construir con todos estos elementos algo que responda a tus necesidades.

"Hay que manejar
con sencillez realidades complejas.
Y ahora se maneja
con simplismo realidades
complicadas"

P: Bien, es una de las tareas básicas del periodista digital.
R: Mira, hace poco recibimos una entusiasta felicitación por un trabajo que hemos hecho en la Patagonia. Es un trabajo sobre una área muy extensa sobre la que estamos tratando de poner una serie de criterios de ordenación territorial. En un período corto de tres o cuatro meses hemos tratado de entender en qué mundo estábamos, para ver adónde iba, tratar de digerir la información disponible y hacer una prospección sobre el terreno. El éxito del trabajo ha sido fruto, no de querer leer toda la información y hacer un informe muy rico si no de haber entendido qué estaba pasando y poner en orden una secuencia de ideas y actividades para llevar a cabo en los siguientes meses. Esto es un ejemplo de lo que estamos diciendo. Si hubiésemos tratado de acumular toda la información disponible, si hubiéramos estado cinco meses recorriendo milímetro por milímetro, pero no hubiéramos tenido claro adónde queríamos llegar hubiéramos confeccionado un informe de 4,000 páginas perfectamente inútil, porque hubiera sido un compendio de informaciones. Es una herramienta de dos filos. No estoy diciendo de qué forma simplificar información, si no de qué forma accedo a la simplicidad y no al simplismo, que hay una diferencia 'copernicana'. Hay que manejar con sencillez realidades complejas. Y ahora se maneja con simplismo realidades complicadas.


El poder de las mayorías

P: El catedrático de informática, Miquel Barceló, comenta que los que no sepan transformar la información en conocimiento quedarán fuera del sistema. ¿Está de acuerdo? ¿Existe división digital? Porque la otra lectura que hago es que nos está llegando mucha información de países con los que apenas habíamos tenido relación hasta el momento.
R: No lo se muy bien. Cuando fui a la inauguración de la exposición del fotógrafo Sebastián Salgado, Exodus, decía que un 80% de la humanidad globalizada está al margen de la realidad creada por un 20% globalizadora. Y toda esta conversación que tenemos es de globalizadores, aunque pertenezcamos a movimientos antiglobalización, somos elementos globalizantes. Seré tópico, hasta la saciedad, pero en toda África hay menos líneas telefónicas que en toda Barcelona....



P: La activista y socióloga Rabia Abdelkrim, coordinadora de un proyecto entre comunidades digitales en Senegal, me comentó que un niño norteamericano tiene tres ordenadores en su casa, mientras en Senegal hay uno para 300 personas. Pero lo que hacían estas 300 personas con un sólo ordenador...
R: En este momento, hay más gente en el Tercer Mundo -en el cual me desenvuelvo cotidianamente-que sabe apuntar, que en el Primer Mundo. La situación curiosa es que ellos saben dónde está el enemigo y tienen puntería; y, nosotros tenemos unos rifles extraordinarios. Para no perderse en el desierto, uno puede recurrir al GPS o a la sabiduría orientativa; los navegantes durante siglos iban al son del viento, con el sextante y unas cartas de navegación; y el comercio entre Europa y América era regular cuando no existía ni el motor de explosión ni el GPS. ¿Qué quiero decir con todo esto? Por una parte, esta sociedad globalizadora tiene no se cuántos motores, el GPS y las redes. Y, los otros, no. Y esa es una asimetría muy seria. Pero los otros, tienen la capacidad de subirse a los árboles para apuntar, saben leer las estrellas, interpretar el sol, tienen la intuición, la tradición y ese es un patrimonio muy importante. Por una parte, creo que estos recursos están aumentando la asimetría, pero no estoy seguro de que todos ellos vayan a ir a nuestro favor.

"Trabajamos con unos niveles de eficiencia sumamente bajos. Pero a base de sumar mucha ineficiencia se logra una eficacia razonablemente alta"

P: ¿Qué sospecha que puede ocurrir si se potencia más esta asimetría? Cada vez tenemos más cerca las voces de mucha gente de los países del Tercer Mundo, que hasta ahora apenas se habían escuchado.
R: Hay varias reflexiones en torno a esto. La primera es pensar en el rendimiento de los recursos disponibles. Nosotros disponemos de muchas más líneas telefónicas y recursos informáticos pero ello no supone que nuestra eficiencia sea mayor. Al revés. Trabajamos con unos niveles de eficiencia sumamente bajos. Pero a base de sumar mucha, mucha, mucha, mucha ineficiencia se logra una eficacia razonablemente alta, que es lo que nos está ocurriendo ahora. Yo he propiciado el traslado de material informático a países del Tercer Mundo. Cada vez que voy para allá, lo que me encuentro es que esos aparatos desechados por nosotros funcionan mediante todo tipo de habilidades. Y son los mismos que facilitan que te encuentres con sus voces e información en la Red.

P: Y, ¿la otra reflexión?
R: Este proceso tecnológico tan acelerado que estamos viviendo también está permitiendo el establecimiento de según qué tipo de circuitos, y es un fenómeno al que no se si hemos prestado bastante atención. Por ejemplo, es perfectamente imaginable un desarrollo de la telefonía móvil en un territorio sin existencia de la telefonía fija.

P: ¿A dónde quiere ir a parar?
R: En este trabajo de La Patagonia, por ejemplo, la telefonía fija no existía; la móvil nos funcionaba mal porque no había repetidores, pero la telefonía satelitaria, que todavía está en mantillas, nos iba perfecta. Cuando piensas esta situación, te ahorras toda la inversión en la telefonía fija, en la móvil y concebimos un sistema basado en los 30 o 40 satélites de órbita geoestacionaria dedicados a comunicaciones y se acabó.

Apuntemos al futuro

P: Ya que todo apunta a que los acontecimientos pueden ocurrir de diferente forma, ¿cree que nos encontraremos con algún cambio radical a nivel mundial? ¿Cree posible que se inviertan las actuales proporciones de pobreza y riqueza? ¿Los ricos de hoy lo seguirán siendo mañana?
R: Yo no se si creo que ocurrirá, o espero que ocurra. Creo que ocurrirá fatalmente y baso esta creencia en la información de algunos indicadores. Nuestra eficiencia es cada vez más baja, y nuestra eficacia cada vez es más alta. Y eso es patológico hasta el punto que nos lleva a un callejón sin salida. Para poder compensar nuestra ineficiencia lo que estamos haciendo es externalizar los inmensos costos de esta disfunción. Esta externalización es lo que está creando esta asimetría, de la que hablábamos. Salgado me decía también que hace 30 años cuando fue a Ruanda empezaban a introducir el cultivo del té, y a los 20 años se habían convertido en los productores del té de mayor calidad del mundo. Sin embargo, sus niveles de renta eran cada vez más bajos. ¿Qué quiere decir eso?

P: ¿Qué?
R: Pues que eran capaces de ser los mejores productores del mundo pero sus compradores no les reconocían ese esfuerzo y calidad. En definitiva, se esforzaban para que nosotros -que nunca seríamos capaces de cultivarlo como ellos- podamos tomar el mejor té. ¿Cómo se mantuvo esta situación? A costa de no pagarles. La consecuencia: la guerra de los Grandes Lagos. De momento, este status quo se incrementa, pero quienes saben cultivar el té son ellos. Quiénes construyen el aparato que está grabando esta conversación son los de Taiwan o Hong Kong. Llegará un momento que cuando descubran que las destrezas tecnológicas las tienen ellos y también toda la miseria de la externalización del control de los sistemas, entonces veremos lo que pasa.

P: Tenemos otro ejemplo bien reciente, con los genéricos para combatir el Sida en África.
R: Exacto. Se muy bien que todo eso son síntomas pero también se que la acumulación permite el diagnóstico porque denuncia la existencia de algo que se está larvando o de una enfermedad que existe. A 20 o 30 años vista habrá unas sorpresas tremendas en muchos niveles. Por ejemplo, cuestiones relacionadas con la estrategia social que estamos manteniendo. La historia de la demografía europea: España es el país con la tasa de natalidad más baja del mundo. Toda esta actitud con la Ley de Extranjería es de una estupidez inmensa. Estos desplazamientos de población, unidos a la conciencia progresiva que esta gente tiene de cuál es su situación, a las destrezas progresivas que tienen con el manejo de los instrumentos... va a cambiar el panorama con toda seguridad.


Internet no lo es todo

P: Vamos a hablar de las redes de sostenibilidad, un tema sobre el que usted también ha escrito mucho. ¿Hay posibilidades de un cambio de paradigma a partir de las redes tecnológicas?
R: Dos consideraciones: una negativa y otra positiva. No olvidemos que Internet sigue funcionando porque existen unas capacidades, nodos y centros que todavía siguen dominados por EE.UU. No seamos ingenuos. Los norteamericanos si quieren, en estos momentos, dinamitan Internet. Porque una cosa es que el sistema no esté sometido ideológicamente, y otra que, tecnológicamente, haya varios 'grifos'. Puede haber un colapso de Internet, si alguien decide que haya un colapso de Internet. Ésta es la negativa.
P: ¿Y la positiva?
R: Ya está pasando. La retirada de EE.UU, del Reino Unido y Singapur de la UNESCO, hace unos 15 años, fue debida teóricamente a que llevaba mal las cuentas. Pero lo que provocó la retirada fue la actitud de la UNESCO que pretendía crear una gran agencia de información que balanceara las occidentales que existían, y que llegaran a todos los teletipos del mundo noticias tanto de Indonesia, como de Malasia, como de Indonesia como de Zimbawue. Y esto, patrocinado por un organismo de las Naciones Unidas, era más de lo que estaban dispuestos a tolerar. Entonces se retiraron. Y esto significaba dejar a la UNESCO sin recursos y, desde entonces, este organismo no ha vuelto a levantar del todo la cabeza.

P: ¿Y eso es positivo?
R: Lo que está ocurriendo con Internet es que por la puerta de atrás se les ha colado otra agencia de información. La información que nos ha llegado sobre los movimientos del subcomandante Marcos o de las mujeres afganas son un ejemplo. Pero tampoco seamos simples: si establecemos una comparación entre la cantidad de información que recibíamos de los diarios de hace 30 años y la que recibimos de los mismos medios hoy también hay un cambio brutal. La cantidad de información relacionada con países del Tercer Mundo es el triple o cuadriple. ¿Por qué? Porque la información está llegando. Luego se retrasnmite de nuevo o no, pero la información llega. En ese sentido, sí que creo que la Red puede contribuir poderosamente a la emergencia de un paradigma nuevo, porque las cartas que uno tiene en la mano son muy distintas de las que tenía hace un tiempo. Y, por lo menos, una cierta inteligencia hábil está empezando a construir pensamiento en otros términos. No voy a decir que sea Internet la única responsable del fenómeno, pero ha contribuido poderosamente.

P: Según lo que dice, si tenemos muy claro lo que queremos... podemos provocar este cambio.
R: Mira, me remito al principio de la entrevista. Lo que pase será lo que seamos capaces de imaginar. Y no podemos sustituir la imaginación, por las herramientas de transmisión de la información. Ahora, la mejora de la eficacia de esas herramientas nos da nuevos instrumentos para nuestra imaginación. Si un buen cocinero accede a un buen mercado, esto es la repanocha. Si un mal cocinero accede a un buen mercado, sigue presentándote una bazofia. En este momento, el mercado está mejorando pero sigue habiendo muy malos cocineros, con lo cual el producto que se sirve en las mesas no es mucho mejor que antes. Pero la emergencia de buenos cocineros, si el mercado sigue mejorando, hace pensar que en un futuro llegaremos a tener buenos productos. ¿Y dónde están ahora concentrados los buenos cocineros en ciernes? No lo están ni en Europa, ni en EE.UU. Aquí sólo está la gente capaz de acceder a esos buenos mercados, y regresan cargados de langostinos y verdura fresca, pero desgracian estos alimentos al cocinarlos.

¿Quién hace qué?

P: En su libro, 'Que lo hermoso sea poderoso' comenta que quien sabe hacer las cosas, las hace; el que no las sabe hacer las explica; y el que no las sabe hacer ni explicar, las divulga'. ¿Usted a qué se dedica?
R: (risas) La razón por la que creé ERF fue para transformar ideas en productos. Por tanto, hacemos cosas y además nos gusta explicar a los demás por qué las hacemos y de qué manera. Lo que pretendemos no es explicar nuestras ilusiones, sino explicar cómo las hacemos realidad.

P: Sin embargo, sois consultores de grandes multinacionales, muchas de ellas contaminantes, y os dedicáis a trabajar para ellas. ¿Me da una explicación razonable? ¿Es la manera más directa de provocar un cambio?
R: Exactamente. Voy a ser tan franco que puedo resultar escandaloso para alguien. En el fondo esto lo hace todo el mundo, ERF no somos los únicos. Cuando alguien compra un vehículo, compra el que le conviene más en aquel momento, e incluso quienes están en contra de la publicidad de los automóviles, acaban comprándolo. La primera razón es porque son clientes legítimos (en el orden legal presente no son blanqueadores de dinero, ni traficantes de drogas). Pero hay otra razón...

P: Adelante, le sigo..
R: Las cuestiones que plantean son retos muy importantes de la vida real. Seríamos infieles a nuestro punto de vista si al trabajar con estas multinacionales les diéramos elementos para consolidar su trayectoria. Lo que les damos son elementos críticos o correctores, si no los aplican admiten, por defecto, que su sistema no puede absorber nuestros planteamientos. Y si los aplican, indirectamente, están entrando en una pequeña contradicción que tarde o temprano les tiene que hacer reflexionar. Pero, en todo caso, al aplicarlo no contribuyen a incrementar esas asimetrías, sino a limitarlas. Así es que lo que estamos haciendo es introducir elementos correctores de su funcionamiento, mejoramos la calidad de vida de ciertas personas, y les obligamos a reflexionar. Y a nosotros nos obliga a pensar con la realidad.

P: Esto puede chocar con las formas de hacer de mucha gente...
R: Si hay algo que me horroriza es el marginalismo profético. Yo no quiero ir al Cielo, yo quiero vivir en la Tierra. Situarme en esa posición de las manos limpias, sin bajar a la arena no me interesa para nada. Eso es fácil si tienes un padre rico. Yo lo que quiero es transformar la realidad. Lo que no hemos hecho nunca es convertirnos en cómplices del sistema, y la peor manera de convertirse en cómplice, es quedarse fuera de éste y dejar que haga lo que le de la gana. Estamos en esta guerra y, por tanto, necesitamos comprar municiones y armas y luchar. Pero consumirse y predicar, mientras que el combate sigue su curso...

P: ¿Para usted no hay otra forma de estar sino es luchando con sus mismas armas...?
R: Así lo creo. Por eso digo que el marginalismo profético no me interesa. Yo no tengo problema en pertenecer a una minoría, siempre que el objetivo de ésta sea convertirse en mayoría. Pero ser una minoría residual cuyo objetivo es demostrar que la mayoría está equivocada, no me interesa.

P: La científica Vandana Shiva dice que la humanidad se enfrenta a dos grandes retos: la sostenibilidad ecológica y la justicia social. ¿Algo que sugerir?
R: Vandana, que es una gran amiga, se queda corta. La sostenibilidad es el resultado de solventar los problemas de insostenibilidad ecológica e injusticia social. Salvando esta pequeña silueta terminológica, lo suscribo. El reto ambiental es la imposibilidad de mantener un diálogo entre los humanos y el resto de la biosfera. Y la injusticia social es la imposibilidad de seguir manteniendo el status quo de los humanos entre ellos. Ahora el conjunto, es lo que constituye el reto de la sostenibilidad.

Al informar, empecemos por el principio

P: Usted también es de la opinión que los temas medioambientales tienen un tratamiento en los medios de comunicación entre lúdico y catastrofista. El científico Ramón López de Mantaras, me comentaba que los grandes titulares engañan al lector. ¿Cómo hacer esta unión entre la investigación y el informador para que finalmente la opinión pública tenga un criterio cierto de lo que ocurre y pueda actuar en consecuencia?
R: Yo soy partidario que el profesional de la ciencia tenga un gran componente de comunicador. Esto no es así ahora, pero históricamente sí que lo ha sido. Darwin era fundamentalmente un divulgador de ideas y no tiene 'papers' científicos. La mayor parte de científicos le cuentan a sus colegas lo que están haciendo, pero no a quienes van a ser los receptores de las consecuencias de lo que descubren.

P: Por tanto, los científicos deberían fomentar también sus capacidades divulgadoras...
R: Esto nos remite, a aquel momento de la entrevista cuando hablábamos de cuáles son los objetivos del sistema educativo. Se tendría que situar a las personas en un contexto global de manera que nos hicieran ver que tenemos que capacitar a la gente para comunicarse. Por tanto, objetivo número uno: ser capaces de identificar la información y subordinarla a los objetivos personales. Objetivo número dos: convertir a la inmensa mayoría de las personas en agentes e interficies comunicativas. Es decir, cuando saben algo enseñarles a que se relacionen con los demás y lo expliquen. Mi gran esfuerzo ha sido potenciar esa capacidad de expresarme públicamente. Yo no tenía ninguna facilidad, sino que me he corregido mucho tiempo y he roto muchos textos. Es decir, he creado esa habilidad.

P: En caso de desarrollar más científicos esas habilidades, ¿tendríamos una opinión pública con criterio que no aceptaría esa imagen entre lúdica y catastrofista de los acontecimientos medioambientales de la que hablábamos?
R: Habría un cambio sensibilísimo. Quienes realmente poseen las claves cognitivas no se dirigen nunca a la gente. El conocimiento, la realidad, el enfrentarse a estas situaciones constituye una especie de agujero negro. Lo que ha hecho de la informática una herramienta útil ha sido la pantalla, el teclado y el ratón. Lo que está haciendo la ciencia es desarrollar sistemas operativos pero muy pocas interfícies amigables que permitan acercarse a ella.

La voz de la opinión pública

P: Parte de esto que comenta, puede ser el motivo de que el 55% de la población norteamericana se oponga a que se tomen medidas contra el efecto invernadero si ello supone un aumento del paro; y que un 49%, rechace totalmente la idea si tienen que pagar más por el consumo de la luz o la gasolina. Esta opinión pública está muy lejos de la ciencia...
R: Esto lo que demuestra la miseria moral norteamericana que es inconmensurable. El presidente de Paraguay, de donde acabo de llegar, está sumido en un pequeño escándalo doméstico porque el coche oficial, un BMW blindado, es robado. Y el propietario, que es un señor brasileño al que se lo quitaron bandas de traficantes hace medio año, cuando descubrió esto ha puesto el grito en el cielo. Es un sainete pintoresco y parece típico de esos países del Tercer Mundo. Muy bien. La actitud de Bush es idéntica. Él va en un país robado porque él roba al mundo los recursos y dice que a él qué le cuentan. Y la opinión pública dice: 'Si, hombre, ahora vamos a devolver el coche robado. ¡Con lo bien que se va!'. ¿Por qué ocurre esto? Porque todos somos muy mezquinos y a todos nos cuesta devolver el coche robado cuando nos hemos acostumbrado a sus comodidades. Pero hay más.

P: Tener que renunciar a las comodidades no es fácil.
R: Sí, pero esa sensación es parcialmente falsa. No hay ningún país con unos sistemas de transformación de la energía más ineficiente que EE.UU. Lo que deberían es empezar por cambiar estos sistemas. El director general de una de estas multinacionales norteamericanas para las que ERF trabaja nos recibe en un edificio de cristal refrigerado y con la chimenea encendida. Como es de cristal, aísla muy mal. Como hace un calor tremendo fuera porque es un lugar del Sur de EE.UU muy caluroso ponen el aire acondicionado. Pero como es bonito ver el hogar encendido, lo tienen a tope. Con lo cual es necesaria más refrigeración. ¡Ese señor sólo tiene que renunciar a su imbecibilidad!. Por tanto, si el edificio lo construyera con unos criterios arquitectónicos más sensatos, y no fuera tan estúpido de querer tener en un país tropical el fuego encendido, consumiría una tercera parte de la energía que necesita.
P: Parece una escena sacada de una película surrealista..
R: El hecho de que los vehículos norteamericanos sigan consumiendo 12 o 13 litros cada 100 kilómetros no añade ninguna felicidad. Nuestros motores europeos están consumiendo de 5 a 10 litros como máximo. Y eso no es ninguna limitación. Aparte de no ser capaces de asumir que han ido demasiado lejos, podrían reducir sus necesidades. Es imposible concebir que en un país que concentra la mayor habilidad tecnocientífica del mundo, no haya ningún científico capaz de decir a la Opinión Pública, que el presidente se equivoca y lo explique. ¡Es increíble que la comunidad científica no haya dicho nada!. Yo estoy perplejo ante todo esto.

P: La comunidad científica norteamericana se ha quedado muda ante esta postura de Bush. Nadie entiende nada.
R: ¡Estamos en un desierto intelectual!, esto es muy fuerte. Porque toda esta gente son un compendio de los vicios que, más o menos, hemos repasado en esta entrevista. Que son reduccionistas a morir: fabrican bielas sin preocuparse por el motor; y, además, viven en un universo en que comunicarse con sus inmediatos y explicar por qué están haciendo una biela no les parece que tenga nada que ver con su trabajo. De la suma de ambas cosas sale ese monstruo.

¿Cambios o revoluciones?

P: Después de todo lo que ya hemos comentado, ¿podemos creer que estamos pasando por una revolución?
R: No lo sé. Yo pienso que hay muchos elementos revolucionarios en el mundo, pero no están articulados como lo estuvieron a finales del s. XIX, por ejemplo, cuando se produjo la emergencia del marxismo que es el último gran movimiento enrolador. Revolución como subversión profunda de valores... no lo sé. Estamos muy lejos todavía. Pero creo que o subvertimos este modelo, o este modelo nos va a llevar al desastre. Y si hacemos una revolución no tiene que ser necesariamente cruenta, dramática o robesperiana. Este modelo evolucionado disminuye alguna de sus disfunciones pero no soluciona sus lagunas absolutas de carácter estratégico. Si esta pregunta se la hubieran hecha a un ilustrado de mediados del siglo XVIII probablemente hubiera respondido con la misma perplejidad que estoy exhibiendo. Sólo que 30 años después, en un momento en que las cosas iban despacio, saltó por los aires el sistema y se produjo la Revolución Francesa. Puedo imaginar, que en un momento en que las cosas van deprisa mi desconcierto en el año 2001 tendrá una respuesta que a todos parecerá evidente en el año 2020. Pero no lo puedo afirmar. Aunque no me cuesta pensar que se pueda producir. Daría la mano derecha para entrevistarme con Voltaire en 1770. A ver hasta qué punto, él que escribía muy bien las crisis de su tiempo, era capaz de hacer una prognosis de lo que acabó siendo el régimen francés.

P: Hablando de futuro.... estamos pensando muy poco en el mundo que dejaremos en las manos de los que tendrán que moverlo. Cada vez somos más egoístas.
R: Ahí sí que tengo una respuesta contundente. Estamos pensando muy poco. Todas estas disfunciones que externalizamos lo hacemos en el espacio y en el tiempo. El futuro ha dejado de ser un elemento de pensamiento ético, en nuestra sociedad. Hasta la generación de nuestros padres, el futuro era motivo del presente...

P: Los abuelos de antes decían a sus hijos: 'El día de mañana esto será para ti'...
R: Exacto. Esta cultura se ha perdido. Plantaban la viña para el hijo y ahorraban al 2% de interés anual pensando en el capital que tendrían a 20 años vista. Ahora, cuando dices que determinadas decisiones repercutirán muy negativamente en el mundo en el que vivirán sus hijos te miran casi como si estuvieras diciendo una majadería. La respuesta de esta gente es que 'de aquí a 100 años todos calvos'. Pero, claro... como pensamiento es un poco flojo.


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Ramon Folch es Doctor en Biología y socioecólogo. Ha realizado numerosas aportaciones a la construcción del pensamiento socioecológico y sostenibilista que han quedado reflejadas en su extensa bibliografía. Como consultor ambiental, profesor universitario o profesional independiente ha llevado a cabo actividades en una gran cantidad de países, principalmente mediterráneos, africanos, americanos y del sudeste asiático.

Durante muchos años ha sido consultor en Gestión Ambiental de la UNESCO, está vinculado desde 1989 al Foro Latinoamericano de Ciencias Ambientales (La Plata, Argentina); y desde 1994 dirige, en Barcelona, su gabinete profesional, Estudi Ramon Folch (ERF): dedicado a la consultoría, a la realización de proyectos socioambientales -particularmente en los dominios de la comunicación y de la gestión territorial-, y a la edición científica.

Es autor de una extensa obra bibliográfica y audiovisual: una veintena de libros, más de 200 artículos, diversas exposiciones multimedia -como Estimada Terra (1992) y Dos millones de siglos (1998)- y dos series para la televisión, entre ellas Mediterrània (1987-89).

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* en.red.ando fue una publicación electrónica pionera en Internet. El periodista científico Luis Angel Fernández Hermana la creó en 1996 y estuvo activa hasta el verano del año 2004.
Durante los 8 años de vida, en.red.ando acumuló más de un millar de artículos de un centenar de colaboradores repartidos por todo el mundo, en especial de Latinoamérica. Por desgracia, ya no se encuentra en la Red.

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