Biólogos y hackers: una alianza sostenible


Por
Karma Peiró Rubio

Fecha de publicación:20/08/2002
editorial de en.red.ando
Núm. 333





Ya tenemos la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible a la vuelta de la esquina: Johannesburgo’2002 será el lugar de encuentro, entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre, de miles de personas de todo el mundo que desde hace tiempo están buscando soluciones para alcanzar un equilibrio en este mundo globalizado. Una población cada vez más numerosa exige una cantidad mayor de alimentos, agua, vivienda, saneamiento, energía, servicios de salud y seguridad económica. ¿Cómo lograrlo?

La bióloga Lynn Margulis comentaba, hace unos años, que: “La tecnología forma parte de la estrategia humana para la supervivencia, es un prerrequisito para la reproducción y expansión de la población”. Dicen los organizadores de esta Cumbre que vamos a tener que reexaminar nuestras modalidades de producción y consumo, y comprometernos en ampliar la cooperación transfronteriza a fin de intercambiar experiencias, tecnologías y recursos. Los países del Norte estamos acostumbrados a quedarnos con los beneficios de las nuevas tecnologías, sin pensar que transferirlos a los del Sur supondría un acercamiento a esa sostenibilidad global que una importante parte del mundo reclama desde hace tiempo.

La comunidad científica tiene mucho que aportar en este sentido. Quiero destacar aquí dos pasos importantes que se han dado últimamente y que podrían conducirnos a avanzar algo más en la solución de nuestros males endémicos. El primero, el intento que más de 27 mil investigadores hicieron el año pasado de crear la Public Library of Science, un archivo público central de la ciencia en Internet, cuyo objetivo es el trabajo en colaboración distribuido en redes; y la publicación abierta de los resultados obtenidos para beneficio de todos.

El segundo, el uso cada vez más extendido de la bioinformática, una combinación de la biología, con las TIC y el software de código abierto. Esta disciplina tiene sus orígenes en la capacidad para secuenciar el genoma humano, los ácidos nucleicos y las proteínas, junto con la utilización de ordenadores para el tratamiento de estos datos. El concepto surgió a principios de los años 80, pero no ha sido hasta hace poco que Linux se ha convertido en el sistema operativo y la plataforma de referencia utilizada por todos los investigadores que trabajan en bioinformática.

Abriendo vías

En Sudáfrica, la bioinformática está abriendo nuevas vías a la investigación de enfermedades como la malaria, el dengue, la tuberculosis, el SIDA u otros males tropicales. Tania Broveak, presidenta de Electric Genetics —la única empresa de bioinformática del país— está convencida de que los científicos, los hackers y las redes de código abierto son la combinación perfecta para acabar con muchas de estas enfermedades. Una de las tareas pendientes de los bioinformáticos es crear herramientas sencillas que permitan entender, por ejemplo, el cuadro genético del mosquito africano que es el que expande la malaria (responsable de la muerte de 2.7 millones de africanos cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)). La OMS también señala que la mejor manera de combatir con éxito estas enfermedades es a través de programas de colaboración entre los países del Norte y el Sur.

Un buen ejemplo de esta colaboración podría ser el Biohackthon'2002, un encuentro de biólogos y hackers que tuvo lugar en febrero de este año, y que reunió a las veinte mentes más prestigiosas de todo el mundo especializadas en el desarrollo de programas de código abierto para la bioinformática. Durante seis semanas, estos invitados de lujo se repartieron en dos sesiones diferentes: la primera fue en Arizona (USA) organizada por la editorial O'Really; y, la segunda, en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), liderada por Electric Genetics. El resultado fue un clima de cooperación sin precedentes hasta la fecha que permitirá un mejor entendimiento para encauzar nuevos proyectos. Visto el resultado del ‘experimento, ya se ha planeado otro Biohackthon para el próximo año.

Se buscan bioinformáticos

El Instituto Nacional de Bioinformática de Sudáfrica (SANBI) camina en la misma dirección que todos estos especialistas, con cursos de bioinformática dirigidos a estudiantes sudafricanos. Muchos de ellos ya saben que tienen un trabajo seguro en su país, y que no necesariamente tienen que ir a probar suerte a EEUU para llevar a cabo sus investigaciones. Lo mismo ocurre en la India, donde se concentran varios laboratorios dedicados a esta disciplina y los periódicos recogen ofertas de empleo de empresas de bioinformática que reclutan gente.

Tania Broveak y Winston Hide —el director del SANBI— empezaron, en 1996, a promover la bioinformática desde la University of the Western Cape. SANBI y Electric Genetics fueron creadas gracias a una subvención de 800.000 dólares del Ministerio de Ciencia, Cultura y Tecnología de Sudáfrica. Ahora, Electric Genetics cuenta con una de las principales bases de datos de bioinformática de la cual beben más de un centenar de centros de investigación de todo el mundo, como el Instituto Europeo de Bioinformática o la Universidad de Stanford. Hide, por su parte, avalaba hace medio año las investigaciones sobre la tuberculosis del científico sudafricano Junaid Gamieldien, que había sido alumno de SANBI. Su descubrimiento permitirá la creación de nuevas medicinas y vacunas que podrían acabar con esta enfermedad. Recientemente, otro grupo de estudiantes crearon un software que ha descubierto cerca de 1.000 genes de la secuencia de la malaria.

Todo es posible

El sociólogo pionero en el estudio de la globalización, Immanuel Wallerstein, es de los optimistas que cree que un nuevo mundo es posible, más igualitario y democrático. Aunque su lado pesimista le provoca vaticinar que antes de concretarse ese mundo pasaremos por un periodo de unos 25 o 50 años caótico y dramático, sobre todo para quienes van a tener que perder ciertos privilegios. También cree que Internet es, de momento, el medio menos controlado y más accesible que ofrece todavía posibilidades insólitas.

Propuestas como el Biohackthon o la Public Library of Science tienen que llevarnos a esa ‘ciencia sostenible’ que permita un reparto del conocimiento más justo y un equilibrio en este mundo donde cada uno reclama su parte de globalización. "Nuestro destino evolutivo", dice Margulis, "es usar las tecnologías no sólo para nuestro papel de pioneros, sino para la prodigiosa expansión de toda la vida sobre la Tierra".

( + contenido original...)

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  • 'La secuencia del genoma humano no hubiera sido posible sin Internet', entrevista a Roderic Guigó, investigador de Biología Molecular, por Luis Ángel Fernández Hermana (26/3/2002).
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